Zaragoza es una ciudad ideal para verla paseando. Recorrer sus calles es la mejor forma de conocer y admirar su patrimonio monumental, curiosear en sus mercadillos al aire libre y descubrir su oferta gastronómica. A orillas del río Ebro, la antigua Caesar Augusta fue la única ciudad del Imperio romano que recibió el nombre completo del emperador, todo un honor, ¡Ave Zaragoza! Sus caminos también han visto pasar a musulmanes, judíos y cristianos, cuyo legado es hoy admirado por los visitantes: el Teatro Romano, el palacio de la Aljafería y la Basílica de Nuestra Señora del Pilar. Zaragoza es también la cuna del pintor Francisco de Goya y parte de sus obras pueden verse en el museo que lleva su nombre.
El consejo de Ouigo
¿Sabías que estando en Zaragoza puedes sentirte como en París? Solo debes ir al Pasaje del Ciclón, al lado mismo de la basílica del Pilar. Construido entre 1882 y 1883, e inspirado en la famosa Rue de Rivoli de la capital francesa, este lugar permitía a los zaragozanos imaginar que estaban en París. El edificio es un reflejo de la moda arquitectónica francesa de la época y los soportales de las galerías, así como las cúpulas de los chaflanes, son muestra de ello.